
Un Patrimonio Vivo en Querétaro
La Hacienda de Chichimequillas, ubicada en Querétaro, México, es un emblemático conjunto arquitectónico que desde agosto de 2010 es reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como parte del Camino Real de Tierra Adentro. A diferencia de muchas haciendas históricas, Chichimequillas sigue activa en la producción agrícola, manteniendo viva su tradición.

Fundada en 1691 por la Orden de los Carmelitas Descalzos, su nombre proviene del náhuatl y significa «tierra roja», una referencia a su fértil suelo. Su ubicación cercana a la Ruta de la Plata la convirtió en un importante punto de descanso y comercio. A lo largo de su historia, la hacienda se dedicó a la crianza de ganado y aves, así como al cultivo de maíz, frijol, calabaza y vid, y se utilizó como base para la evangelización de las poblaciones chichimecas.

Durante el siglo XVIII, se construyó un mesón para atender a los viajeros de la ruta, y en el siglo XIX se añadieron un molino y una capilla dedicada a Santa Teresa de Jesús. En 1813, se finalizó el casco central, que incluía escuelas de oficios administradas por los carmelitas.
La propiedad pasó a ser de Mariano Arista, presidente de México, en 1851, pero tras su destitución, fue adquirida por Hermenegildo Feliú. A mediados del siglo XIX, Chichimequillas abarcaba 20,900 hectáreas. En 1885, el español Remigio Noriega Lazo la compró y realizó importantes modificaciones, como la instalación de una imagen del Santo Cristo de Burgos en la capilla y la construcción de una segunda presa, llamada » Del Pilar «, que lamentablemente colapsó en 1916.

La Hacienda de Chichimequillas no solo es un lugar de gran relevancia histórica, sino que también representa un vínculo continuo con las tradiciones agrícolas y culturales de la región, simbolizando la rica herencia de México.