Boquete en el Muro de la Santa Cruz

El boquete en el muro del convento de La Cruz es un emblemático símbolo de la historia de Querétaro, relacionado con el enfrentamiento bélico de 1867 entre las fuerzas republicanas y los imperialistas. Esta abertura, a menudo confundida con un cañonazo, fue en realidad una tronera, resultado de una caótica batalla que se libró durante un asedio. En el contexto de la Segunda Intervención Francesa en México, el general Escobedo lideró un ataque contra las tropas imperiales, y aunque en un inicio no lograron tomar el convento ni el cementerio adyacente, la lucha fue intensa y estratégica.

El boquete se creó cuando los soldados imperialistas desesperadamente intentaron recuperar posiciones perdidas en el cementerio, resultando en una abertura rápida y estrecha en el muro del convento, lo que provocó bajas en ambos bandos. A pesar del asedio y los feroces combates, las tropas imperiales se mantuvieron firmes gracias al liderazgo de sus mandos y a su conocimiento del terreno. Al culminar el conflicto, el boquete fue cerrado de manera provisional, persistiendo como un recuerdo de la historia militar y social de Querétaro.

A lo largo del tiempo, la abertura ha sido objeto de interés, convirtiéndose en un punto fotográfico atractivo y un monumento evocador, mientras que su historia ha sido dignificada con trabajos de restauración y preservación. Con el transcurso de los años y la evolución urbana, el lugar ha visto cambios significativos, incluyendo arreglos para embellecer el área circundante y proteger los restos de su pasado bélico, lo que añade capas a la rica herencia cultural de Querétaro. Este relato destaca no solo un acontecimiento histórico, sino también el carácter resiliente de la ciudad y sus ciudadanos ante las adversidades del pasado.