Hacienda Jurica

Un Refugio de Historia y Naturaleza en Querétaro

La Hacienda Jurica, situada en un lugar conocido como » lugar de salud « por los antiguos tarascos, ha sido un sitio de gran significado desde hace casi mil años. Originalmente, sus manantiales termales y su encanto natural atrajeron a los primeros pobladores. Con el tiempo, fue adquirida por Conín, un indígena otomí que más tarde se convirtió en Fernando de Tapial. Posteriormente, como recompensa por sus hazañas durante la conquista de Querétaro. Bajo su explotación, la hacienda se convirtió en una de las más productivas de la región, albergando más de 500 labradores.

Más tarde, Carlos Urquiza compró la hacienda, orientando su enfoque hacia la ganadería y la agricultura. Hoy en día, las instalaciones del hotel Hacienda Jurica reflejan su rica historia: la Suite Presidencial ocupaba lo que solía ser la sala de la hacienda y el bar » Calandrias « era originalmente una bodega de granos.

Los visitantes pueden explorar diversos espacios transformados, como el Centro de Negocios, antiguas trojes, y el restaurante Los Hules, que antes albergaba palomares. También son notables los Arcos de la Paloma Azul, parte de la ornamentación inicial de los jardines, y el Salón Fontana, donde se destaca un acueducto similar al que construyó Conín para llevar agua a la propiedad.

En un entorno campestre, Hacienda Jurica ofrece una variedad de actividades recreativas, como cabalgatas, golf, natación y paseos al aire libre. Además, el hotel cuenta con servicios que incluyen canchas deportivas, un gimnasio, spa y minigolf, ideal para disfrutar en familia.

Desde la década de 1960, la hacienda se transformó en un lujoso hotel, pasando a formar parte de la cadena Camino Real y, posteriormente, de Las Brisas Hotel Collection, lo que ha elevado la calidad de sus servicios.

Los huéspedes tienen la oportunidad de explorar los encantos de Querétaro, visitando lugares emblemáticos como Tequisquiapan, el Cerro de las Campanas, y diversas misiones históricas. Hacienda Jurica no solo ofrece historia y naturaleza, sino también una experiencia inolvidable de la cultura mexicana en un ambiente colonial.